Alejo Urdaneta
CASCOS DE CABALLO
EN LA BRUMA DE LA NOCHE
&
En mi más callada hora,
cuando fulge la gema en pensamientos,
me agobia el peso de la columnas
en la platea vacía.
Cayeron las cortinas,
los candiles apagaron su frágil lumbre
y quedó el polvo suspendido
de un cordel que fue dorado.
El tiempo es otro:
Llueve en la calle
y resalta la sombra en otras sombras.
Viene el sueño
con su carga de fantasmas,
y es la callada hora
del conticinio del alma.
Aún queda un resto de vigilia:
Pasos lentos que se borran,
nostalgias quebradas por el viento.
Un gato,
el mendigo en el recodo
del callejón hambriento.
Convoca el campanario
las alas del murciélago
y la cortada risa de la burla.
Suenan cascos de caballo en la penumbra,
al caer del árbol la nuez y el fruto seco
sobre gastadas piedras:
círculo de truenos.
En el negro corcel iré por la ribera,
río abajo, entre brozas,
en silencio.
Hay en tu alma de poeta, versos que se reflejan el el comportamiento compositivo y en un lenguaje lleno de interés y colorido. Dejemos que el negro corcel se vaya alejando por la ribera... Me agradó volverte a leer, Alejo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Caen las frutas secas en tiempo de lluvia y viento, y su música pausada y repetida corre como caballo hacia el fondo distanciado para caer en el silencio. Gracias a los amigos.
ResponderEliminarAlejo llegue a tu poesía por teo... impecable.. me transmitiste todas las sensaciones nocturnas (las bestias llegaron para devorarnos digo yo)
ResponderEliminarespero que el sol con su nuevo dia haya dejado resoplando lejos los pensamientos que no dejan descansar al alma--- abrazos Noralí